Hemos visto en nuestros programas anteriores que Dios creó la naturaleza, los animales y las personas. El está en el origen de la vida.

Pero… la creación queda muy lejana para nosotros; sucedió… hace miles de años, y desde entonces hubieron niños y más niños, que se convirtieron en adultos que tuvieron a su vez hijos, y así es como ahora en la tierra hay… veamos, ¿cuántos habitantes hay? Sí, más de 7 mil millones … ¡uh! 7 mil millones es un 7 con cuántos ceros detrás? Sí, hay 9 ceros detrás del 7. Eso es mucha gente … ¿y tú? ¿Y yo ? ¿Qué somos en estos 7 mil millones, un grano de arena muy, pero muy pequeño … Esto me lleva a preguntarme : ¿puede Dios interesarse por ti, por mí ? ¿Será que cuento para Él?

Veamos algunas respuestas a estas preguntas.

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Este programa tiene su propio podcast en francés.

Texto completo de esta historia:​

Antes de contestar esta pregunta, te voy a hablar de Kevin.

Acaba de terminar de montar su nave espacial; se esmeró durante varios días, siguiendo cuidadosamente el esquema de montaje. ¡Y ya está! ¡lo logró! Realmente está muy feliz y orgulloso de sí mismo.

– ¡Bravo ! ¡Perfecto! ¡Qué bien! Le dijeron sus padres y amigos.

Primera vez que monta una nave tan compleja. La ha puesto sobre un estante, ¡ni hablar de que su hermano pequeño la toque! ¡Es su nave! Le tiene mucho cariño, es muy valiosa para él.

 

Y nosotros ? ¿Valemos mucho para Dios quien nos dio la vida?

Nos dio un cuerpo. Eso es fácil de entender, nuestro cuerpo se puede ver, pero también nos dio un alma y un espíritu. Tu cuerpo es una verdadera maravilla. Puedes hablar, cantar, ver, escuchar, saborear, hacer acrobacias, escalar rocas, nadar y muchas cosas más.

Podemos agradecer a Dios por nuestro cuerpo.

Nuestra alma y nuestro espíritu no se ven.

Pero, cuando lloras porque alguien te habló mal, cuando te ríes porque tu amiga hizo una mueca, o cuando estás preocupado porque tu padre está enfermo, cuando estás feliz o cuando tienes miedo, ¿qué está pasando? Bueno, eres tú mismo, es tu alma la que reacciona.

Cuando entras a la cocina y hueles, ¡hmm! tu comida favorita. ¡Vaya ganas de comértela!  Estás ansioso e incluso ya se te hace la boca agua. Tu alma reacciona al buen olor que detectó tu nariz.

 

¿Te gusta la música? Los sonidos que escuchas te producen alegría o tristeza, ganas de moverte, saltar, bailar. Es tu alma la que reacciona.

 

También tenemos sentimientos. Puedes amar, estar enojado, celoso, sentir placer o asco.

Dios también nos dio inteligencia. Puedes aprender, memorizar, imaginar, construir, inventar, ser creativo.

Puedes pensar, reflexionar, razonar ; también puedes decidir, elegir, hacer proyectos:

 

– Cuando sea mayor, seré conductor de grandes máquinas.

– ¡Y yo seré cocinero!

– Yo seré educadora.

– Seré pianista.

– ¡Quisiera tener hijos!

Sabes cuándo decir « ¡sí! eso es bueno  » o  » ¡no! eso es malo « .

 

Todo esto revela que nuestro cuerpo, alma y espíritu son uno.

Un hermoso ser humano, un niño ¡tú! Y eres único. Si tienes hermano o hermana, pueden parecerse a ti, pero no serán exactamente iguales a ti.

 

Dios nos creó así, a Su propia imagen. Él nos dio la vida.

¿Crees que luego nos dejará sin cuidado?

¡No! Si la nave de Kevin tiene valor para él, entonces tienes que saber que valemos mucho más para Dios. Significamos realmente mucho para Él, eres valioso para Él.

 

1, 2, 3, 4 ¡Y TÚ Y YO!  

Uno puede preguntarse cómo se las arregla Dios para atender al mismo tiempo a todos los humanos que están en la tierra. No puedo explicarlo. Pero lo hace porque es Dios y ama a sus criaturas. La vida de cada ser humano es preciosa para Él.

Y tú … ¿piensas que tu vida tiene valor?

Te animo a mirarla como Dios la ve, aunque no todo sea exactamente como quisieras que sea, tu nariz que te parece demasiado larga, tus pantorrillas demasiado flacas, la memoria que no te funciona como quieres, quizás tu carácter es difícil.

¿Tal vez si hicieras la lista de todo lo que funciona bien en tu cuerpo y tu alma y la lista de todo lo que crees que funciona mal, verías la criatura maravillosa que eres? Tienes motivo para alegrarte y agradecer a Dios.

 

 4, 3, 2, 1 ¡Y NOSOTROS PADRES!

¿Cómo vemos a nuestros hijos? ¿Lo saben ellos?

Están bajo mucha presión y aguantan burlas respecto a su cuerpo, sus habilidades, sus éxitos o supuestos fracasos. Las exigencias son altas a todo nivel, físico, intelectual, psicológico, así que ayudémosles con un entorno de vida equilibrado. Recordémosles a menudo que les amamos y que Dios los ama, que su vida vale para Dios. Animémosles, despertemos su curiosidad por las maravillas de la vida, para que sigan amándose a sí mismos y sigan disfrutando de todo lo que Dios les da cada día.