En nuestro primer programa, seguimos a David guiando su rebaño de ovejas por las colinas verdes y el arroyo de aguas cristalinas, cargando los corderos, curando las ovejas heridas, buscando en el barranco la que se había perdido. Su voz resonaba en las montañas mientras cantaba: “Oh Dios, tú eres mi pastor, yo soy tu oveja, quiero seguirte” y el eco repetía: “Oh Dios, tú eres mi pastor, yo soy tu oveja, quiero seguirte ” Compara a Dios con un buen Pastor, pero hay mucho más que decir acerca de Dios. ¿Quizás tengas una idea … o varias? A medida que avancemos con nuestros programas, vamos a descubrir juntos quién es Dios y qué hace Él. Hoy vamos a retroceder muy atrás en el tiempo, cuando no había nada, y vamos a ver cómo, poco a poco, todo cambió.

Al final de la historia podrás contestar la pregunta: ¿qué apareció primero: las plantas o las estrellas?

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Este programa tiene su propio podcast en francés.

Lee el texto de la historia

Para los animadores

Texto completo de esta historia:​

Cuando tienes que entrar en una habitación completamente oscura donde todo está desordenado, ¿qué es lo primero que haces?

¡Sí ! Enciendes la luz. ¡Uf! Vemos las cosas más claras y ahora podremos poner todo en orden.

Bueno, al inicio así era todo, oscuridad por todas partes; la nada, el desorden. Es difícil de imaginar, ¿no es cierto?

Entonces Dios dijo:

– ¡Hágase la luz!

Y la luz apareció. Dios separó la luz de esta gran oscuridad. ¿Sabes

El segundo día, Dios siguió poniendo orden en todo este caos.

Había agua por todas partes. Dios dijo:

– ¡Sepárense las aguas!

Hubo agua abajo sobre la tierra y agua arriba en las nubes. A la expansión que está sobre la tierra le puso por nombre “cielo”.

Toda la tierra estaba cubierta con esa masa de agua, así que al tercer día, Dios ordenó que se juntara toda en un solo lugar y que apareciera la parte seca.

¿Sabes qué nombre le puso a toda esa masa de agua?

Así es, la llamó “mar” y la parte seca “tierra”.

Resumiendo, había entonces luz, tierra y agua, de hecho, todo lo necesario para que las plantas puedan crecer. Pero, no había ni planta ni semilla, ¡nada!

Si tú quieres tener tomates en tu jardín, necesitas tierra, luz, agua,

pero también semillas de tomate.

Entonces Dios dijo:

– ¡Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla y árbol, cada uno dando fruto según su variedad con sus semillas o huesos!

Todo tipo de plantas aparecieron, y desde ese día las semillas, pepitas, huesos dan nuevas plantas iguales. Así es como a través de los siglos, las semillas de limón han estado dando limoneros, los huesos de melocotón todavía siguen dando melocotoneros y las semillas de lechuga dan lechuga. Así es como hubieron cientos, miles de plantas, de árboles, una variedad infinita de vegetales de todo tipo en la tierra. Fue una explosión de formas, colores y fragancias. Dios miró todo esto y vio que todo era bueno.

Al cuarto día, Dios dijo:

– ¡Que hayan lumbreras en la expansión del cielo, la mayor para señorear en el día y la menor para señorear en la noche!

Ya lo entendiste, ese día creó el sol y la luna. Colocó en la expansión del cielo todas las estrellas, todas las galaxias. Salpicó el firmamento de estrellas. El cielo brillaba con tantos puntos luminosos. Dios lo miró todo y vio lo bueno que era, pero esta obra de creación no había acabado. Así que te doy cita para nuestro próximo programa.

Veremos cómo Dios va a seguir con ella, cómo aparecerá la vida animal.

1, 2, 3, 4 ¡Y TÚ Y YO!

Cuando Dios miró todo lo que había creado, dijo que ¡“Todo era bueno”! Y tú, ¿qué dices de este universo? Te propongo que te detengas de vez en cuando para mirar las estrellas, las plantas. Todas estas maravillas de la naturaleza, es como si Dios nos estuviera hablando, como si nos estuviera diciendo: “¿Ves todo esto? lo creé yo, para mostrarte lo grande y poderoso que soy”.

A menudo le digo:

– Dios mío, qué grande y poderoso eres, todo lo que me rodea es hermoso, te lo agradezco con todo mi corazón”. ¡Tú también puedes hacerlo!

Encontrarás nuestro relato en el primer libro de la Biblia, Génesis, en el primer capítulo.

¿Contestaste la pregunta que hicimos?: ¿qué apareció primero, las plantas o las estrellas? Fueron las plantas, las estrellas aparecieron al cuarto día.

4, 3, 2, 1 Y NOSOTROS PADRES!

Toda la naturaleza nos habla de este Dios creador. Manifiesta ante nuestros ojos su gloria y majestad cada día. Somos sensibles a ella y en todo momento podemos expresar nuestro asombro y nuestra gratitud a este Dios Todopoderoso.

Y nuestros hijos, ¿qué opinan sobre esta naturaleza que los rodea?

Detenerse un rato con ellos para contemplar la puesta del sol, para ver fotos del espacio, para mirar las verduras del huerto, son algunas de las muchas oportunidades para sensibilizarles sobre tantas bellezas de la naturaleza.

Cuando nos escuchan agradecer a Dios y alabarlo por tantas maravillas, entonces saben cómo hacerlo y seguramente lo harán también.