Hoy vamos a hablar de amigos; ¿tienes amigos?

Ciertamente! Es importante tener amigotes y aún más importante tener amigos. De lo contrario, te sientes solo y es triste. Puedes contar con tus amigos, compartir con ellos tus juegos, tus alegrías, tus preocupaciones. ¡Qué bueno!

Y tú, ¿eres un buen amigote, un buen amigo, un amigo con el que se puede contar?

La amistad es importante … pero la compasión, ¿sabes?

No! ¡ No realmente !

Bueno, sabrás lo que es escuchando a una historia que podrás releer en el primer capítulo del Evangelio de Marcos y luego podrás responder a mi pregunta: compasión, ¿ qué es ?

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Lee el texto de la historia

Para los animadores

Texto completo de esta historia:​

¿QUÉ HARÁ JESÚS AL VERLO?

 

Imagínese un hombre completamente solo, sin trabajo, sin dinero, sin futuro, sin un amigo, un hombre rechazado por todos.

Hace calor o frío … ¡es lo mismo! Vive en una especie de cabaña de madera, en un terreno baldío, en verano es polvo y en invierno es barro, vive fuera del pueblo. Si ! Tiene prohibido entrar al pueblo y más aún en el templo. No se trataba de ir allí a orar, a escuchar la Palabra de Dios, a escuchar palabras que pudieran darle ánimo, esperanza.

 

¿Por qué está en esta situación? ¿Por qué se vio obligado a dejar a sus amigos, a su familia? ¿Hizo algo malo?

No! Está enfermo! Tiene una enfermedad muy grave.

Está desfigurado por horribles heridas, sus manos, sus pies, todo su cuerpo, le hacen sufrir terriblemente.

¿Sabes qué es esta enfermedad? Es lepra. En esa época, no se sabía cómo curar la lepra.

No quiere la gente acercarse a un leproso porque se tiene miedo de contraer su enfermedad.

Cuando se le trae comida, se le deja hacia su cabaña y rápidamente se sale corriendo.

Si da unos pasos por el camino, en cuanto ve gente grita:

– ¡Leproso! ¡Leproso! ¡Impuro!

La gente agacha la cabeza, y camina rápido haciendo un gran desvío para evitarlo. No se quiere verlo y sobre todo no tocarlo, ni ser tocado por él. Molesta, asusta, hasta asquea, no es como los demás.

¿La gente podría llegar a ser mala con él? ¡Quizás eso fue lo que le pasó a él!

Solo, con dolor, sin esperanza de mejorar nunca, su vida es terriblemente triste.

No se sabe cómo se enteró de Jesús pero un día se entera de que está de paso por su región.

La gente se está preparando para ir a escucharlo y llevar a sus enfermos para que los sane.

Y él, ¿qué va a hacer? ¿Qué puede hacer él? ¡El que no puede acercarse a nadie! ¿Aquel a quien todos rechazan? ¿Se atreverá a acercarse a Jesús? ¿Qué hará Jesús cuando lo vea? ¿Se alejará de él? ¿Apartará la mirada? Decide salir a su encuentro, arrastrándose de dolor. Cuando la gente lo ve acercarse:

– ¡Oh ! ¡Un leproso! dicen, alejándose.

Pero se arrojó a los pies de Jesús:

– Señor, dice suplicando, si quieres, puedes sanarme, puedes limpiarme.

Jesús lo mira… se conmueve de compasión. Era como si sintiera en su interior el inmenso dolor de ese hombre, su desesperación.

Extendiendo Jesús la mano lo toca diciendo:

– Sí, lo quiero, sé sanado, ¡sé limpio!

Inmediatamente, ocurre el milagro, la lepra desaparece por completo allí frente a todos. ¡Imaginate!

La piel de este hombre se vuelve pura, tersa, suave como la de un niño pequeño, las heridas y los dolores desaparecen por completo.

– Gracias, gracias Jesús, gritó, ¡Gloria a Dios! Estoy sanado, tú me sanaste, mi vida nunca volverá a ser la misma, ¡puedo volver a vivir con mi familia! Gloria a Dios !

Vuelve con su familia y, como puedes imaginar, les cuenta a todos lo que Jesús ha hecho por él. ¿Y ahora ? ¡Pues bien!, tan pronto como Jesús llega a otra ciudad, la gente corre hacia él para escucharlo y ser sanada.

 

1, 2, 3, 4 ¡Y TÚ Y YO! 

 

Este leproso, rechazado por todos, se atrevió a acercarse a Jesús.

Y tú, ¿te atreviste a venir a Jesús? Puedes hacerlo, Él te acogerá.

¿Entiendes qué es la compasión? Esta es la pregunta que hicimos. Al ver al leproso, Jesús se compadeció de él. Comprendió todo su sufrimiento, su tristeza, su desgracia. Lo entendió tanto, lo sintió tanto, que no sólo le dió una palabra de consuelo, de aliento, sino que actuó, hizo algo poderoso. Sanó a este hombre, lo purificó. Eso es compasión.

Quizás tienes un amigote, un amigo, que está solo, triste, sufriendo. ¿Tienes compasión de él? ¿Qué podrías hacer? Piénsatelo y… escucha, incluso las pequeñas cosas son importantes cuando uno está solo.

 

4, 3, 2, 1 ¡Y NOSOTROS LOS PADRES!

 

Esta historia nos conmueve. Vemos a Jesús movido a misericordia frente a la trágica situación de este hombre.

Fue por su gran compasión por nosotros y nuestros hijos que vino a la tierra. Ante  nuestra miseria espiritual, nuestra situación pecaminosa ante Dios, Él vino y dio su vida para limpiarnos no de la lepra sino de nuestros pecados. Su compasión es ilimitada.

A veces llegamos a ser compasivos con nuestros hijos, pero la compasión no es debilidad.

Cuando nos ven conmovidos de compasión por nuestro vecino, su compañero enfermo, la abuela perdiendo fuerzas, comprenden qué es ese sentimiento profundo que nos impulsa a actuar.