Hoy tenemos dos visitantes, Pablo y Léa. Ya han venido y tienen algunas preguntas para Francisca. Quieren saber más sobre los ángeles. ¿Realmente existen? ¿Podemos verlos? ¿Debemos tener miedo del diablo? Vamos a averiguarlo todo escuchándolos ahora mismo.

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Texto completo de esta historia:​

– Francisca: ¡Hola Léa! ¡Buenos días Pablo!

– Léa: ¡Hola!

– Pablo: ¡Hola!

– Francisca: Me alegro volver a verte hoy, daremos algunas respuestas a tus preguntas. ¡Vamos!

– Léa: En el Evangelio se habla de ángeles, pero también del diablo y eso me asusta. He visto fotos del diablo, es horrible.

– Pablo: En una película que vi, también había demonios. Tengo amigos que dicen que existen y otros dicen que no hay que creerlo. En cualquier caso, te da escalofríos y por la noche las imágenes vuelven a tu cabeza y te impiden dormir.

– Francisca: El diablo existe y los ángeles también; están los malos y los buenos. ¿Sabes lo que significa la palabra “ángeles”? Significa “mensajeros”, son mensajeros celestiales, podemos decir siervos de Dios.

– Lea: ¿Fue Dios quien los creó?

– Francisca: Sí

– Pablo: Entonces, ¿por qué creó al diablo?

– Francisca: Dios creó a todos los ángeles perfectos pero libres. Pueden elegir, y uno de ellos, el más espléndido, se ha vuelto muy orgulloso. Se rebeló contra Dios y quiso ocupar su lugar; es Satanás, el diablo y otros ángeles se han unido a él en esta rebelión, son los demonios. Todos son enemigos de Dios y de los hombres.

– Pablo: Entonces son malos.

– Francisca: Sí, muy malos.

– Léa: ¿Dios los castigó?

– Francisca: ¡Sí! Cuando se rebelaron, Dios los echó del cielo.

– Léa: ¿El diablo está presente en todas partes?

– Francisca: No, sólo Dios está presente en todas partes

– Pablo: ¿Qué pueden hacer esos ángeles malvados?

– Francisca: Pueden esconderse detrás de los ídolos, por eso Dios dijo que lo adoraran sólo a Él. Pueden hacer que las personas cometan malas acciones y también pueden causar ciertas enfermedades.

– Pablo: Personas poseídas, el Evangelio habla de ellas, pero ¿qué son?

– Francisca: A veces los demonios entran en el cuerpo de las personas que no creen en Jesús. En el Evangelio tenemos relatos de personas que fueron atormentadas, infelices, que fueron liberadas por Jesús. Expulsó a los demonios y regresaron a una vida normal y pacífica.

– Léa: Entonces, ¿Jesús es más fuerte que el diablo y los demonios?

– Francisca: Sí, derrotó al diablo y a todos sus ejércitos.

– Léa: ¿Por qué se dice que no se debe hacer magia?

– Francisca: Quienes practican el espiritismo, la magia, la brujería, quienes invocan espíritus, hacen un pacto con esos espíritus malignos.

– Pablo: ¿Y cómo podemos protegernos? Da miedo.

– Francisca: En primer lugar, alejándose de todo lo que acabamos de decir, magia, espiritismo, brujería y, sobre todo, aceptando a Jesús en su vida. Si Jesús está en nosotros, el diablo no puede entrar.

– Léa: Eso me tranquiliza.

– Pablo: ¿Son numerosos los ángeles, los que están con Dios?

– Francisca: Son miríadas de miríadas.

– Lea: ¿Qué significa eso de miríadas?

– Francisca: Una cantidad innumerable, una multitud; hay arcángeles, serafines, querubines, todos están al servicio de Dios.

– Léa: ¿Están en el cielo?

– Francisca: Sí, viven en los cielos, ven a Dios, le obedecen y le sirven. Ellos también lo alaban.

– Léa: ¿Podemos verlos?

– Pablo: Yo, no lo creo.

– Francisca: Pueden manifestarse en forma humana.

– Pablo: ¿Hacen algo en la tierra?

– Francisca: Sí, Dios los utiliza para cuidar de sus hijos, de los que creen en Él, los animan, los protegen, sean niños o adultos. Leyendo la Biblia, encontrarás muchos pasajes en los que se mencionan las intervenciones de los ángeles de Dios a favor de aquellos que le obedecen.

– Lea: Tengo una última pregunta, ¿puedo hacerla?

– Francisca: ¡Sí, por supuesto!

– Léa: ¿Podemos rezarles, adorarles?

– Francisca: No, oramos y adoramos a Dios y a Jesús, pero no a los ángeles. Y tú, Pablo, ¿tienes una última pregunta?

– Pablo: No, está claro ahora y te diré francamente, prefiero estar del lado de Dios.

– Francisca: Tienes toda la razón. Así terminaremos nuestro intercambio, ¡muchas gracias a los dos por venir y hasta pronto!

 

1, 2, 3, 4 ¡Y TÚ Y YO! 

En la Biblia, Dios nos da alguna información sobre los espíritus malignos, es como si levantara un velo sobre lo que no podemos ver. Pero, nos prohíbe querer saber más o tener contacto con ese mundo espiritual malo. ¿Por qué lo hace? Puede parecer muy severo. Pero en tu opinión, ¿quién sabe mejor que Él cuáles son las consecuencias? Nos advierte como tus padres que te advierten que existe un peligro al hacer cualquier cosa.

Si has visto imágenes, películas diabólicas, si has escuchado música que honra al diablo, puedes estar preocupado, perturbado, angustiado, enojado. Pide perdón a Jesús y pídele que te dé su paz. Toma la decisión de alejarte de esas prácticas y si otras personas a tu alrededor lo hacen, aléjate de ellas, toma posición y sé firme.

Recuerda que en el cielo hay todo un ejército de ángeles que sirven a Dios para proteger y cuidar a los que le obedecen y especialmente a los niños. ¡Ánimo y hasta pronto!

 

4, 3, 2, 1 ¡Y NOSOTROS LOS PADRES!

Informar, advertir, explicar, incluso prohibir, es nuestra responsabilidad hacia nuestros hijos.

Los alentamos a caminar por caminos rectos y honestos y les advertimos de los peligros potenciales. No somos ingenuos para creer que no encontrarán a personas que quieran hacerles daño, para llevarlos a caminar con ellos por caminos oscuros. Los niños son curiosos y las cosas espirituales los atraen; sin que vosotros lo sepáis, pueden buscarlas; con internet, todo es de fácil acceso. Hablad con ellos respetando su edad, no para asustarlos sino para advertirles. Y por último, leed con ellos el versículo 10 del capítulo 18 del Evangelio de Mateo.