Hoy vamos a hablar de construcción. ¿Construcción de qué? ¿De un puente, de un avión? No, en realidad no. Vamos a hablar de una construcción que nos concierne a todos y debe tener éxito. ¿Tienes una idea? Sí, la construcción de nuestras vidas. Puede parecer un poco complicado, pero para ayudarnos a entenderlo, te contaremos cómo dos hombres construyeron su casa. Ambos querían que fuera un éxito y que se mantuviera bien, pero para construir debes conocer las reglas, debes tener un plan, no puedes hacer cualquier cosa. Por eso solemos recurrir a personas competentes, como los arquitectos, por ejemplo.

Puedes encontrar esta historia al final del capítulo 6 del Evangelio de Lucas.

Entonces podrá responder a mi pregunta: ¿qué representan estas casas?

 

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Lee el texto de la historia

Para los animadores

Texto completo de esta historia:​

CÓMO BIEN CONSTRUIR TU CASA

 

Imagina a estos dos hombres que han decidido construir su casa. Empiezan a buscar un sitio. Reciben una propuesta.

– ¿Por qué no tomas esa tierra junto al río? Es arena: es fácil de cavar. Tu construcción estará terminada rápidamente y podrás habitarla pronto…

El primer hombre vacila; no está realmente convencido. El segundo no se lo piensa.

– Está bien, me instalaré aquí. El lugar me conviene.

Y compra la tierra. El primer hombre continúa pacientemente su búsqueda hasta que un día:

¡Ah, lo he encontrado! Este es exactamente el lugar para mí; hay roca bajo el suelo; así que mi casa tendrá unos cimientos sólidos. La construcción será más dura y más larga, es cierto, pero vale la pena ¡Quiero una casa sólida!

Y compra la tierra.

Comienza la construcción de las casas.

El primer hombre hace todo lo posible para excavar una base profunda hasta llegar a la roca. Cava y cava, cada vez más profundo.

 

¡No es nada fácil lo que estás haciendo ahí! le dice un amigo, se necesita mucho tiempo y esfuerzo. ¿Por qué quieres instalarte aquí a toda costa?

Porque quiero que mi casa tenga unos buenos cimientos. ¡Quiero que sea sólida!

Y sigue cavando. El trabajo avanza lentamente.

Tras varios meses, se ponen las persianas y la puerta, y un día:

¡Ye! gritan los niños. ¡La casa está terminada!

¡Vamos a ser felices aquí! piensa este hombre mientras contempla su casa.

El segundo hombre construye directamente sobre la arena, sin cimientos. El trabajo es fácil y va rápido.

¡Genial, mi casa crece rápidamente! dice, frotándose las manos.

Y algún tiempo después:

– Venga, vayamos a buscar los muebles, las jarras, las alfombras… ¡Nos vamos a instalar en nuestra nueva casa!

El tiempo pasa… Un día, aparecen grandes nubes en el horizonte. El cielo se vuelve muy oscuro. La lluvia empieza a caer, primero unas gotas, luego con más y más fuerza. Los dos hombres y su familia se refugian en su casa. Cierran con cuidado la puerta y las persianas. Los relámpagos iluminan el cielo. El trueno retumba, el viento aúlla, la lluvia cae a cántaros.

Es una tormenta muy violenta, dice el primer hombre. Afortunadamente, estamos a salvo. Nuestra casa tiene unos cimientos sólidos.

En la segunda casa, empiezan a preocuparse:

¡El agua del río sigue subiendo! dice el padre, ¡ya no es un río, es un torrente!

Unas horas más tarde:

¡Oh desastre! ¡El torrente se desborda! ¡El agua está invadiendo el jardín! Va a entrar en la casa. ¡Es una inundación!

– ¡Papá! ¡Papá! ¡La casa se mueve!

– ¡Es el viento, hijo mío, es demasiado fuerte!

¡Oh! ¡Las paredes se están agrietando! El agua se infiltra por debajo de la puerta. ¡Rápido, todos fuera, debemos irnos!

Toda la familia sale corriendo de la casa. Ya era hora… Porque la casa se derrumba con un estruendo terrible. Ahora es solo un montón de ruinas.

¡Qué desgracia! se lamenta el hombre desesperado. ¿Qué será de nosotros? ¡Lo perdimos todo! ¡No hubiera debido elegir este terreno! ¡Nunca debí haber construido sobre la arena! ¡Ah! si me hubiera tomado el tiempo para pensarlo bien, no lo habríamos perdido todo.

Después de varias horas, los relámpagos disminuyen; el viento se calma; la lluvia cesa. El primer hombre y su familia salen de casa.

– ¡Qué tormenta! ¡Nunca había visto eso, un viento con tanta violencia!

– Sí, papá, pero nuestra casa resistió. Todavía está de pie y ni siquiera está dañada.

– Sí, resistió porque está construida sobre un buen terreno; está construida sobre la roca y tiene una base sólida.

Jesús dio la explicación de esta historia a todas esas personas reunidas a su alrededor:

– El que viene a mí, el que escucha lo que digo y lo pone en práctica, es como un hombre sabio, prudente, que construye su casa, su vida, sobre la roca. Sin embargo, el que oye lo que digo y no hace caso de ello, es semejante a un hombre insensato que ha construido su casa sobre la arena.

 

1, 2, 3, 4 ¡Y TÚ Y YO! 

 ¿Entonces, qué representan estas dos casas? ¿Lo has descubierto?

Jesús toma esa imagen de una casa para hablarnos de nuestra vida. De hecho, día tras día, construyes tu vida, tu futuro e incluso tu eternidad por las elecciones que haces, con las decisiones que tomas. Por ejemplo, cuando decides mejorar en la escuela, estas preparando tu futuro profesional. Por otro lado, si te pasas las tardes chateando por el teléfono, te estas encaminando a tener dificultades en la escuela, en casa, etc. Cuando decides dejar de comer todo tipo de dulces, estas manteniendo tu cuerpo en buen estado de salud, estás construyendo una casa sana. ¿Qué puede guiarte en tus elecciones, en tus decisiones: la honestidad, la verdad, el respeto a los demás o la mentira, el engaño, la maldad, el robo? Te dejo que lo pienses. Pero, si quieres que tu vida tenga éxito, entonces, ahora mismo, escucha lo que dice Jesús y ponlo en práctica.

 

4, 3, 2, 1 ¡Y NOSOTROS LOS PADRES!

Si queremos resumir la enseñanza de Jesús en dos palabras, podemos decir: escucharlo y obedecerle. Esta es la mejor manera de construir una buena vida. Cuando hacemos un balance, nos damos cuenta que estamos viviendo hoy las consecuencias de nuestras elecciones, de nuestras decisiones, para nosotros, para nuestros hijos, no sólo para esta vida en la tierra sino también para la eternidad. Para ayudarnos a tomar las mejores decisiones, podemos meditar en las enseñanzas de Jesús y buscar su voluntad. Nos da excelentes puntos de referencia. ¿No es Él el mejor de los arquitectos y un jefe de obra paciente?