Hoy vamos a hablar de promesa. ¿Alguna vez alguien os ha hecho una promesa? ¡Supongo que sí! ¿Y a vosotros también os ha sucedido prometer algo? ¡Seguramente!
Todos lo hemos hecho, y no sé si a vosotros os pasa igual, pero a mi, me gusta que cumplan la promesa que me hicieron. ¡Lo prometido es deuda! ¿No es así? Sin embargo, a veces sucede que no se cumpla una promesa…
Entonces, ¡estamos decepcionados! no entendemos e incluso no podemos volver a confiar en nadie.
¿Sabes que Dios también hace promesas? Sí, lo sabes… pero ¿cumple Él sus promesas?
Bueno, eso lo vamos a averiguar ahora. En esta historia del Evangelio de Lucas, hay varias promesas, ¡cuenta cuantas hay!
Este programa tiene su propio podcast en francés.
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Texto completo de esta historia:
Zacarías y su esposa Elisabet aman a Dios con todo su corazón. Toda su vida han orado por tener un hijo, pero sin respuesta y ahora son demasiado ancianos.
Aquel día, Zacarías, que es sacerdote, está en el templo. Se encuentra solo. Afuera, la gente espera que salga.
De repente, Zacarías ve a un ángel y se asusta.
El ángel le dice:
– No temas, Zacarías, porque Dios escuchó tu oración y te hace una promesa, vas a tener un hijo. Lo llamarás Juan. Tú y tu esposa Elisabet serán muy felices, pero muchas otras personas lo serán también. Vuestro hijo será un gran hombre de Dios, lleno del Espíritu Santo. Preparará la venida del Salvador que Dios ha prometido desde hace mucho tiempo.
– Pero somos demasiado ancianos para tener un hijo, contesta Zacarías. ¿Cómo puedo estar seguro de que lo que dices es cierto?
– ¡Soy Gabriel! Dios me envió para darte esta buena noticia. Pero, como no crees lo que te acabo de decir, no podrás hablar hasta que nazca el niño.
Afuera, la gente está preocupada:
– ¿Qué esta pasando?
– ¿Por qué Zacarías todavía no sale del templo?
– ¿Qué le sucedió?
Cuando Zacarías sale, quiere explicarles lo que pasó pero… le es imposible hablar, quedó mudo. Les hace señas con las manos, pero no es fácil…
Algún tiempo después, ¡qué alegría! ¡Elisabet está embarazada! Dentro de unos meses, abrazará a un bebé… ¡un niño pequeño!
Cuando nace el bebé, toda la familia y los vecinos vienen a visitarlos. ¡Qué niño tan hermoso!
Todos dicen que va a llamarse Zacarías como su papá.
– ¡Ah! No, dice Elisabet, ¡su nombre será Juan!
– ¡Pero en tu familia nadie se llama Juan!
Piden al papá su opinión.
« Su nombre es Juan », escribe Zacarías.
En ese preciso momento, su lengua se suelta y comienza a alabar a Dios en voz alta. Agradece a Dios, quien cumple siempre sus promesas y hace milagros tan grandes. Está lleno del Espíritu Santo y anuncia cosas que nadie sabe:
– Pronto nacerá otro niño, dice, es el Salvador del mundo que Dios ha prometido desde hace mucho tiempo.
Por supuesto, está anunciando la venida de Jesús.
Luego, volviéndose hacia su bebé, dice:
– Tú también, Juan, tendrás una misión importante; serás un gran profeta. Hablarás del gran amor de Dios y de su perdón.
Todos entienden que Juan no tendrá una vida como las demás y que eventos muy importantes van a suceder, de hecho lo veremos en nuestras próximas historias.
1, 2, 3, 4 ¡Y TÚ Y YO!
¿Podemos decir que Dios siempre cumple sus promesas? ¿Qué te parece a ti?
Acuérdate … ¿cuántas promesas le hizo Dios a Zacarías?… sí, así es, 3 promesas. ¿Cuántas veces cumplió sus promesas? ¡Sí! ¡las 3 veces!
- la primera vez, prometió un hijo y nació Juan,
- la segunda vez le dijo que se quedaría mudo y cuando salió del templo ya no podía hablar,
- la tercera vez, le prometió que podría volver a hablar y sucedió; por lo tanto alabó a Dios.
También hay una cuarta promesa, pero esta no es solo para Zacarías, y hablaremos de ella en nuestras próximas aventuras. Esa promesa es sobre la venida de Jesús.
4, 3, 2, 1 ¡Y NOSOTROS LOS PADRES!
¿Tienes idea de cuántas promesas ha hecho Dios a los hombres en la Biblia?… ¿… No? Tampoco sé el número exacto, pero he notado que hay muchas. Algunas ya se han cumplido, otras todavía no. Lo cierto es que cumple cada una de sus promesas … no las olvida. Seguro que la más importante es la promesa de la venida del Salvador que había hecho a Adán y a Eva después de su desobediencia …
También hizo promesas de bendición para nuestras familias, nuestros hijos. Podemos pedirle que los bendiga y nos ayude en nuestras responsabilidades como padres.